52 gestos técnicos, entre procesos y acciones, 4 días de trabajo, más de 10 materiales y sustratos, herramientas, instrumentos y paciencia. Son los elementos mínimos para la confección de un volumen ordinario. Práctica, error, algún maestro que instruya este saber y un sin fin de elementos que se deben de ordenar con precisión, rigurosidad y concentración.
Los oficios, por lo común, son espacios de creatividad, innovación y expansión. Creo que comulgan otros tanto como los talabarteros, zapateros, joyeros, ebanistas, ceramistas, y un centenar que se me escapan en esta fugaz escritura.
Oficio y profesión, pienso, se permean, configuran y homologan con casi las mismas virtudes ¿que símil existe entre un encuadernador y un profesor, mecánico o enfermero?: la totalidad. En todos se requiere un corpus de conocimiento, técnica y práctica. Mucha práctica, ya que determinar el espesor de un cartón, el rebaje de algún cuero y la temperatura precisa para aplicar el pan de oro en el cuero no se adquiere a través de un curso de Domestika. De hecho, las IA poseen los "teras" necesarios de información para adquirir el bagaje en dicha disciplina; sin embargo carecen del alma, paciencia y guía que cuenta un maestro con su pupilo.
Por eso, a veces, quedo perplejo ante lo básico de algunas conclusiones que leo, escucho y me han comentado. ¿Porque requiere de "tanto" tiempo el encuadernar un libro?¿el precio corresponde a tu trabajo?¿porque demora tiempo aprender esta disciplina?. Conjeturas válidas para cualquier persona que pretenda acercarse a nuestro quehacer; aunque erróneas para tod@ aquel que con una rapidez digna de esta época de lo instantáneo y express; manifiesta con desdén y soberbia. Para tod@ aquel que aún cree que el oficio es un pasatiempo petrificado, hay opciones: encargue por Aliexpress su cuaderno o aprenda por Domestika.