La mayoría de las veces hablamos de materialidad y del libro como objeto. Una de las características fundamentales que conlleva la producción y manufactura de un volumen es sin duda la tapa y su correspondiente diseño-estética.
Por el momento dejaremos de lado las producciones industriales de editoriales como Anagrama, Alfaguara, Santillana y un largo etcétera, ya que no nos identificamos con su producción barata y de bajo nivel - orientando esta crítica solo en su materialidad - sin embargo, nos enfocaremos en tirajes semi industriales e independientes de un muy buen estándar como las que observan en las fotografías.
¿a qué se debe esto? básicamente por los criterios en su confección. En reiteradas ocasiones esgrimo, con algunos colegas de oficio, que no solo el cuero posee altos estándares materiales y de perdurabilidad (uno de los sentidos de encuadernar es que conserve sus características estructurales por decenios, para de esta forma contribuir con la sustentabilidad del objeto que por estos tiempos posee un valor intrínseco), encontramos materiales accesibles como el vanol, tela y papelería de gran resistencia que permiten un trabajo decorativo en su tapa digno de admirar.
De esta forma es viable reproducir libros con diversas técnicas decorativas como planchas, cliches, serigrafía, offset, tipografía y otras técnicas decorativas que integran no solo un bello ejemplar, sino que también permiten acceder a un valor - precio - promedio por un libro que perdurará por años.
* libros expuestos en fotografías de ediciones suecas, noruegas y danesas.

